domingo, 3 de mayo de 2009

Fuera en el balcón de su habitación prendió el último cigarrillo de
aquel paquete de que había comprado durante la mañana.
Miraba hacía un punto inexistente en la realidad. Divagaba en su mente
, sólo interrumpida por las exigencias de su estómago por recibir
un poco de comida.Cuando el cigarrillo terminó de extinguirse se dirigió a su cama
, se acostó mirando al techo e intentando sacarse aquel pensamiento recurrente
, aquella tentación obsesiva que le generaba la falta de alimento.
Sabía que en cualquier momento podía ceder, en cualquier momento podría levantarse
, caminar hacía la cocina, abrir la heladera y encontrarse frente a frente con la comida.
Era tan fácil como eso. No podía rendirse ahora, todavía tenía camin
o por recorrer y no podía bajar los brazos en este punto.
De pronto brotó una idea. Sus ojos se clavaron en un cajón de su escritorio.
Se levantó despacio con ese paso casi moribundo y abrió el cajón.
Enterrado entre cosas inservibles apareció un pequeño filo.
Pequeño pero filoso.Volvió a la cama. Lo iba a hacer, era la única forma
de olvidarse del hambre.
Pronto su mente estaría agonizando con un dolor punzante en la muñeca.

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